lunes, 9 de junio de 2008

seres asociados a la mujer fatale relacionados con el mal y la oscuridad

Cuando hablamos de brujas, solemos imaginarnos a la típica anciana vieja y decrépita, de nariz larga y ganchuda, y ropajes negros y gastados.

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No obstante, hace varios siglos se consideraba bruja a cualquier mujer capaz de lanzar conjuros y preparar pociones, sin importar cual fuese su verdadero aspecto o condición.
Brujas de todo tipo han existido en cualquier civilización, desde las comunes brujas de la Edad Media hasta las actuales que habitan en las tribus del centro y el sur de África.
Por definición, una bruja es una persona de quien se cree que posee poderes sobrenaturales que utiliza para distintos fines, desde lanzar maldiciones hasta curar enfermos con hierbas mágicas. Son creencias comunes que las brujas son capaces de sanar hasta las enfermedades más irreparables con extraños ungüentos, de matar con la mirada o mediante algún tipo de hechizo, de controlar el clima, volar e incluso transformarse en cualquier clase de animal. Aunque muchas de ellas podían usar sus técnicas mágicas para un buen fin, en la mayoría de culturas, las brujas eran vistas como agentes del mal y portadoras de la desgracia. En la antigua literatura griega y romana abundaban los cuentos sobre brujas, de las que se decía que pasaban la mayor parte del tiempo elaborando pociones mágicas con hierbas y partes de animales. Eran descritas como mujeres descalzas, de melena larga y despeinada. Se decía que frecuentaban los cementerios, donde podía encontrárselas a medianoche desenterrando huesos y recogiendo plantas o adorando a Diana, diosa de la Luna y la caza, o a Hécate, la diosa de la fertilidad y reina de la noche. Incluso se decía que algunas eran capaces de despertar a los espíritus de los muertos o matar con una simple mirada. Durante la Edad Media, la palabra "bruja" se usaba la mayoría de veces para referirse a la mujer sabia de la localidad, quien usaba las hierbas con fines curativos, preparaba amuletos para mantener alejados a los malos espíritus o practicaba la adivinación para localizar objetos perdidos o identificar criminales, Algunos creían que incluso que podían realizar proezas tan impresionantes como conjurar la lluvia, predecir el futuro o conseguir buenos vientos para la navegación. Por todo ello eran temidas y respetadas por sus vecinos, quienes acudían a ellas en busca de ayuda y consejo; no obstante, siempre existía alguna clase de recelo por el temor a su furia si llegaban a enojarse
La mayor diferencia entre un brujo y una bruja radica en su poderes mágicos, pues los brujos han sido considerados desde siempre como seres más poderosos, por lo que eran más respetados y temidos.

Estas mujeres sabias de los pueblos fueron las primeras en ser acusadas y condenadas por prácticas demoníacas en la llamada ,caza de brujas época de terror y persecución que se extendió por Europa durante los siglos XVI y XVII. No obstante, estos cargos no tardaron en afectar a mujeres y hombres de cualquier oficio o condición; aunque siempre prevaleció el género femenino. Consideradas herejes (enemigos de la Iglesia cristiana) y adoradoras y sirvientes del Diablo, las acusadas eran culpadas por cualquier cosa, desde una mala cosecha a la muerte repentina de un niño. Se decía que las brujas estaban asociadas con los demonios, a quienes debían sus poderes, y que participaban de manera regular en espantosos asesinatos rituales, actos de vampirismo o canibalismo. Las reuniones más populares en las que participaban eran los conocidos aquelarresEn una sociedad dominada por los hombres, en la que las mujeres no solían tener derechos ni propiedades, una mujer que no estuviera bajo el control de un padre o de un marido era vista como una amenaza para la sociedad, o, en el mejor de los casos, con desconfianza.

Es evidente que las brujas actuales ya no tienen el aspecto aterrador de las brujas que conocí con una nariz ganchuda, ojos saltones, manos flacas y afiladas, ataviadas con un sombrero cónico y vestiduras con capas negras, y piloteando su escobas voladoras que tal vez le sirvieron de inspiración a J. K. Rowling en su invención del juego del quiditch donde intervenían los afamados pupilos de Dumbledore en la escuela de magos de Hogwarts.

La literatura le ha brindado su hospitalidad a estas mujeres con poderes especiales, y recuerdo por ejemplo a Andrea y Puella que eran unas brujas muy bellas, tal como las describe Michael Burt en su interesante novela El caso de las trompetas celestiales que fuera lectura favorita de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

John Updike, aunque no hace una alusión estética de la fisonomía de las tres mujeres con poderes mágicos en su novela Las brujas de Eastwick, sí las presenta como mujeres normales que en el curso del cuento llegan a ser manipuladas por un siniestro personaje para el ejercicio de sus maleficios

Como todas las cosas evolucionan a través de la historia podemos señalar que la siniestra figura de la bruja medieval se ha transformado ahora en brujas bellas, llenas de ternura, amables, risueñas, adorables, delicadas y exquisitas, soñadoras y emotivas, mentirosas y encantadoras, hiperactivas y resueltas. Hoy los poetas sabemos que es un oficio santo perseguir a las brujas para quemarlas en la hoguera de la pasión amorosa, muy lejos de las marmitas de las brujas de Macbeth.


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Sin embargo, como apunta el profesor Sheldon Cashdan, profesor emérito de la Universidad de Massachussets, centenares de brujas de los cuentos de hadas y sus homólogas – hechiceras, ogresas, reinas vengativas y diabólicas madrastras han tenido un final triste y violento.

sacado del articulo CESAR YOUNG NUÑEZ CUANDO LAS BRUJAS DEJARON DE VOLAR
http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2006/01/08/hoy/mosaico/20061613224.html


LAS MOIRAS
Las Moiras son seres pertenecientes a la mitología griega (su equivalente romano son las Parcas o Fatum). Aunque se las reconoce en ciertos pasajes como hijas de Zeus y Temis, es más probable, sin embargo que sean hijas de Nix, la Noche, diosa que concebía por sí sola (Teogonía de Hesíodo).

Las Moiras son tres, Cloto, Láquesis y Átropos, "la que hila", "la que asigna el destino" y "la inflexible". Son la personificación del destino, y su misión en el horizonte mitológico griego, es la de asignar el destino a los seres que nacen, deparándoles suertes y desgracias.

Como diosas del destino velan porque el destino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses. Asisten al nacimiento de cada ser, hilan su destino y predicen su futuro. Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Laquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza.

La representación más comúnmente usada era las tres viejas hilanderas o unas melancólicas doncellas. Shakespeare se inspiró en este mito para crear las tres brujas que aparecen en Macbeth, cuya intervención es determinante en el destino del protagonista.

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Son las Parcas de los romanos (Nona, Décima y Morta). La mitología nórdica cuenta con un equivalente: las Nornas.

Otra acepción: La moira se entiende en la mitología griega no sólo como las parcas sino como el destino en si. Es la fatalidad que rige la vida y hechos de los héroes, por ejemplo el ineludible karma que arrastra Edipo.





HECATE

Hécate (en griego antiguo Ἑκάτη Hekátē o Ἑκάτα Hekáta) fue originalmente una diosa de las tierras salvajes y los partos, nacionalizada primero en la Grecia micénica[1] o en Tracia, pero originada entre los carios de Anatolia,[2] la región donde se atestiguan la mayoría de sus nombres teofóricos, como Hecateo o Hecatomno,[3] y donde Hécate permaneció como Gran Diosa hasta tiempos históricos, en su inigualable[4] lugar de culto en Lagina. William Berg señala que «dado que los niños no son bautizados en honor de espectros, es seguro asumar que los nombres teofóricos carios que incluyen hekat- aluden a una deidad importante libre de los oscuros y desagradables lazos con el inframundo y la brujería que tuvo Hécate en la Atenas clásica.»




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Los monumentos a Hécate en Frigia y Caria son numerosos pero tardíos.[6] Los cultos populares que la veneraban como diosa madre hicieron que fuese integrada en la mitología griega. En la Alejandría ptolemaica terminaría adquiriendo sus connotaciones de diosa de la hechicería y su papel como «Reina de los Fantasmas», bajo cuyo aspecto triplicado fue transmitida a la cultura postrenacentista. Uno de sus aspectos es representado en la Trivia romana.


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Las inscripciones más antiguas se han encontrado en el Mileto arcaico tardío, cerca de Caria, donde Hécate es una protectora de las entradas.[7

MUCHOS GRUPOS DE MUSICA TOMAN NOMBRES RELACIONADOS CON ESTAS MUJERES
BRUJERIA , HECATE ETC


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